¿Cómo evitar el mal olor de la caja de arena del gato?

Los gatos son animales muy limpios y exigentes con su higiene personal. Por eso, es importante que les ofrezcamos un arenero adecuado y que lo mantengamos siempre limpio y fresco. De lo contrario, nuestro gato podría rechazarlo y hacer sus necesidades en otro lugar, además de generar un ambiente desagradable en casa por el mal olor. Pero, ¿cómo evitar el mal olor de la caja de arena del gato?

En este artículo te damos algunos consejos para evitar el mal olor de la caja de arena del gato y mejorar la convivencia con tu felino.

Elige el arenero adecuado

No todos los areneros son iguales ni se adaptan a las preferencias de todos los gatos. Por eso, es importante que elijas el arenero que mejor se ajuste a las necesidades de tu gato y al espacio disponible en tu hogar. Algunos aspectos que debes tener en cuenta son:

• El tamaño: el arenero debe ser lo suficientemente grande como para que tu gato pueda entrar, salir y moverse con facilidad dentro de él. Se recomienda que el arenero sea casi dos veces mayor que el tamaño del gato.
• La altura: el arenero no debe ser demasiado alto ni demasiado bajo para tu gato. Unos 30 o 40 centímetros de altura serán suficientes para evitar que la arena salga fuera y que tu gato pueda acceder cómodamente.
• La cubierta: puedes optar por un arenero abierto o cerrado, dependiendo de las preferencias de tu gato y de la ventilación de tu casa. Un arenero cerrado ofrece más privacidad e intimidad a tu gato y reduce la propagación de los olores, pero también puede resultar más incómodo de limpiar y más caluroso en verano. Un arenero abierto es más fácil de limpiar y más fresco, pero también deja escapar más olores y puede ser menos atractivo para los gatos más tímidos.
• La limpieza: existen diferentes tipos de areneros que facilitan la limpieza y el mantenimiento del mismo. Por ejemplo, hay areneros con rejilla o colador que permiten separar las deposiciones de la arena limpia con solo levantar una pieza. También hay areneros autolimpiables automáticos que retiran las deposiciones mediante un sistema mecánico o eléctrico y las depositan en una bolsa de basura.

Elige la arena adecuada

La arena es otro factor clave para evitar el mal olor de la caja de arena del gato. Existen diferentes tipos de arena en el mercado, con distintas características y ventajas. Algunos aspectos que debes tener en cuenta son:

• La absorción: la arena debe ser capaz de absorber la orina y las heces del gato, evitando que se acumulen en el fondo del arenero y generen mal olor. Para ello, se recomienda usar arena aglomerante, que forma grumos compactos al entrar en contacto con la humedad y facilita su retirada.
• El control del olor: la arena debe tener algún componente que neutralice o disimule los olores desagradables, como el carbón activado, los aceites esenciales o los perfumes. Sin embargo, hay que tener cuidado con los aromas artificiales, ya que pueden resultar molestos o irritantes para el olfato sensible del gato.
• La textura: la arena debe ser suave y agradable al tacto para las patas del gato, evitando que le produzca heridas o irritaciones. Para ello, se recomienda usar arena fina o ultrafina, que además reduce el rastro de huellas fuera del arenero.
• La biodegradabilidad: la arena debe ser respetuosa con el medio ambiente y fácil de desechar, evitando generar residuos contaminantes. Para ello, se recomienda usar arena ecológica, elaborada con materiales naturales como la madera, el papel o el maíz, que se pueden tirar al compost o al inodoro sin problemas. Estas arenas son más caras que las convencionales, pero también más duraderas y eficaces.

Limpia el arenero con frecuencia

La limpieza del arenero es fundamental para evitar el mal olor y garantizar la salud y el bienestar de tu gato. Los gatos son muy exigentes con su higiene y no toleran un arenero sucio o maloliente. Por eso, es importante que sigas estos pasos:

• Retira las deposiciones al menos una vez al día, usando una pala o el sistema que tenga tu arenero. Deposita los desechos en una bolsa de basura y ciérrala bien antes de tirarla.
• Cambia la arena cada cierto tiempo, dependiendo del tipo de arena y del uso que le dé tu gato. Por lo general, se recomienda cambiar la arena cada dos o tres semanas, pero puede variar según el caso.
• Lava el arenero con agua y jabón neutro cada vez que cambies la arena, eliminando los restos de suciedad y los posibles gérmenes. Seca bien el arenero antes de volver a llenarlo de arena.
• Renueva el arenero cada cierto tiempo, ya que el plástico se va deteriorando y puede acumular olores o bacterias. Se recomienda cambiar el arenero cada año o año y medio, pero puede variar según el caso.

Coloca el arenero en un lugar adecuado

El lugar donde pongas el arenero también influye en el control del olor y en la comodidad de tu gato. Algunos aspectos que debes tener en cuenta son:

• Elige un lugar tranquilo y alejado del paso de personas o animales, donde tu gato se sienta seguro y relajado para hacer sus necesidades.
• Elige un lugar ventilado y fresco, que favorezca la eliminación de los olores y evite que se concentren en una zona cerrada o calurosa.
• Elige un lugar accesible y visible para tu gato, que no le suponga un problema para encontrarlo o llegar hasta él. Evita poner el arenero en lugares altos, escondidos o difíciles de alcanzar.
• Elige un lugar separado del comedero y del bebedero de tu gato, ya que a los gatos no les gusta mezclar las zonas de alimentación con las de eliminación. Mantén una distancia mínima de un metro entre ellos.

Consulta con tu veterinario si hay algún problema

Si a pesar de seguir estos consejos sigues notando un mal olor en el arenero de tu gato, puede que haya algún problema de salud que lo esté causando. Por ejemplo, algunas enfermedades como la cistitis, la diabetes o la insuficiencia renal pueden alterar el olor o la cantidad de la orina del gato.

También puede haber algún problema de comportamiento que haga que tu gato orine fuera del arenero o marque con orina otras zonas de la casa. En cualquier caso, lo mejor es que consultes con tu veterinario para descartar cualquier patología y recibir el tratamiento adecuado.